El presente año 2022 dentro del curso de la carrera de Pedagogía en Lengua Castellana, UAH denominado Didáctica y evaluación de la expresión oral se realizaron una serie de boletines informativos sobre el rol docente y la formación del discurso oral en los estudiantes. A continuación se pueden revisar lo trabajos de cada grupo:
El estudiante como centro: Formas de concientización en torno al discurso oral
El discurso oral abarca numerosas habilidades, tales como la planificación, la reflexión, el conocimiento de herramientas de convencimiento y persuasión, entre otras. Por ello, la inclusión y consideración de estos aprendizajes dentro del aula se vuelven esenciales en tanto que colaboran con la formación de estudiantes conscientes de su poder como seres pertenecientes a una sociedad. Es aquí donde radica la importancia de la divulgación de dinámicas y herramientas docentes que colaboren con este objetivo, teniendo al estudiante como foco central de las planificaciones. Por ello, opinaremos entorno a una planificación que incentiva la comprensión del auditorio y del propio estudiante y sus habilidades.
La didáctica propuesta se divide en tres objetivos principales: Estructurar, utilizar organizadores discursivos y distinguir herramientas para interesar a los demás. En primer lugar, el estudiante debe organizar las ideas en principales y secundarias. Para acompañar este proceso, puede proponerse el uso de una matriz que puedan ir rellenando. Posterior a esto, los estudiantes deben ordenar su discurso en inicio, desarrollo y conclusión, guiando su reflexión para motivar a la audiencia.
En segundo lugar, vendría siendo el análisis de los organizadores discursivos, reconociendo los elementos que ayudan a construir un texto. A la medida que avanzamos en este proceso de escritura y planificación, debemos ir considerando los beneficios que esto traerá al estudiante, ya que aprenderán a ser más estratégicos, realizarán una reflexión consciente de su discurso oral y comprendiendo la formalidad que implica todo este proceso.
En tercer lugar, está la importancia de utilizar herramientas que colaboren para entender el discurso e interesar a los oyentes. Para esto, se proponen tres actividades guías: La oralización de un escrito complejo, persuadir a un compañero de una temática a libre elección y la elaboración del discurso final. Durante el proceso, se incentiva el uso de pautas de evaluación para que los alumnos vayan vigilando sus avances paso a paso.
Como se logra apreciar, el proceso de aprendizaje está siendo guiado por el estudiante y cuenta con pocas intervenciones de parte del docente. Esto, porque es el alumno el centro de la planificación, él va comprendiendo las herramientas que más funcionan consigo mismo y en ello, el docente también conoce sus habilidades y preferencias. Si deseas seguir investigando en esta temática y sus opciones para el docente, te invitamos a leer El discurso oral formal: Contenidos de aprendizaje y secuencias didácticas.
Por María Ignacia Calderón, Vicente Chacón, Sofía Naranjo
¿Aló? ¡¿Me escuchan?!
Es importante que como profesores en Lengua -en formación o ejercicio-, comprendamos lo vital que es tener un equilibrio perfecto entre la enseñanza de la literatura y la lingüística. Decimos esto, por lo usual que es escuchar ese prejuicio instaurado en la sociedad acerca de que, si estudias esto, es porque eres adicto a los libros y lees mucho. Pero ¿alguna vez nos preguntarán qué es lo que nos gusta? Podemos responder distintas cosas, como, por ejemplo: me encanta comprender como habla la gente; la riqueza que existe entre un dialecto u otro; o lo interesante que resulta para nosotros, los chilenos, el comunicarnos en base a gestos o modismos. Esto puede deberse a un error nuestro y es el temor que se le tiene tanto a la lingüística como al desconocimiento en torno a la enseñanza de la oralidad dentro del aula.
Es algo que nos perseguirá por mucho tiempo, mientras sean menos los profesionales que elijan o les guste más la lingüística. Es razonable, en nuestro recorrido formativo, los ramos que enseñan dicha rama son, siendo generosos, dos o tres a lo sumo. En ese sentido, temas como la sociolingüística, las inferencias, verbos, o el significado mismo de dialecto son temas que no se refuerzan en la etapa formativa y que si no es por la experiencia que te entrega estar haciendo clases, muchos profesionales no lo tendrían muy considerados a la hora de incluir en sus planificaciones un método didáctico enfocado en la oralidad.
Ante esto, creemos que la creación y divulgación de secuencias didácticas que se enfoquen en la enseñanza de la oralidad es vital y funcional para los nuevos docentes, porque es posible aprovechar las nuevas tecnologías para promover un buen material el cual pueden implementar en sus clases. Entendiendo que, a través del habla, de nuestro poder de comunicar algo es lo que nos convierte en seres sociales, en esta secuencia que se muestra en la infografía se busca justamente eso, demostrarles a nuestros estudiantes que todo aquello que ellos dicen en voz alta, es para que un oyente reciba el mensaje. Cuando decimos algo no es un mensaje plano, tiene matices, nosotros marcamos ciertas palabras y utilizamos la prosodia para aquello, lo que destacaríamos con esos lápices de colores en el cuaderno, al entonar hacemos exactamente lo mismo, queremos que la otra persona comprenda exactamente que le estoy diciendo.
Leer en voz alta y trabajar en base a eso es una buena manera para comenzar a trabajar la oralidad en ellos, sin embargo, es importante tener en cuenta que necesitan de nosotros, los profesores, para guiarlos en el proceso, es por esto por lo que en la secuencia se propone que el profesor sea quien comience leyendo y realizando cada una de las actividades, la idea es que ellos vean qué es lo que queremos que aprendan (y realicen). Este tipo de estrategia es transversal en la pedagogía, y es algo que todos en general deberían aplicar, porque genera más cercanía y elimina el temor al fracaso que puede existir en nuestros estudiantes, si es que tienen en frente a un docente que les muestra específicamente qué es lo que deben hacer y cómo espera que lo hagan.
Lo interesante es que, en este tipo de evaluaciones formativas, podemos utilizarlas para explicar y ejemplificar ciertas situaciones en torno al futuro que deberán enfrentar nuestros estudiantes. Sin el temor de que tengan esa ansiedad que conlleva ser evaluado por una nota que a la postre, pueda perjudicarlos. Ante esto, se les puede permitir intentarlo, fallar y disfrutar de un aprendizaje que solo requiere de su propia valoración en torno a su uso, ¿a qué nos referimos con esto?, que estas instancias que nos otorgan las evaluaciones formativas, en torno a la oralidad, nos dan esa chance de mostrarles a nuestros estudiantes, que no solo a través de la literatura se abre el mundo, sino que, a través de la comunicación, también es posible abrir puertas (o cerrarlas, dependiendo del caso). Como manejar el contexto en el que me encuentro, es algo que se puede aprender perfectamente dentro del aula, ejemplo de esto podría ser el más conocido, cuando se enseñan los tipos de habla: culto formal, culto informal, inculto, etcétera.
Por eso creemos que tener otro tipo de formación didáctica más enfocada a un equilibrio entre ambas ramas de la lengua y literatura es vital, porque una no es mejor que la otra. Perfectamente te puede gustar una por sobre la otra, pero no quita que el beneficio que te pueden entregar ambas resulta enriquecedor para el estudiante, más si somos profesores jóvenes y estamos insertos en un ambiente sociocultural parecido, debido a que conocemos las palabras y los “memes” que utilizan al hablar, por ende, nuestra conexión e intertextualidad puede ser más gratificante para ellos.
Por Nicolás Araya, Juan Janett, Antonio Pezo y Genaro Rencoret
La importancia del rol docente en la formación del curso
El uso de la comunicación oral ha sido parte esencial de la socialización del ser humano con su entorno desde la primera aparición de las comunidades en el mundo. A través de este medio, se logra construir discursos argumentados subjetiva u objetivamente. El uso de la oralidad permite que cada persona sea capaz de desarrollar su perspectiva y puntos de vista frente a sus pares o terceros. De acuerdo a esto, postulamos que incluir la educación de la oralidad es de vital importancia desde los inicios de la vida escolar; por lo que los y las docentes deberán potenciar tanto sus habilidades como las habilidades de sus educandos relacionadas con este medio. Sin embargo, el correcto manejo del discurso, se encuentra estrechamente ligado con la persona misma. Es decir, la manera en que la persona sea capaz de pararse frente a un público, y darse a entender, será fundamental al momento de crear un discurso.
Consideramos que, debido a que la oralidad es un instrumento de comunicación que consta y depende de un proceso comunicativo, se ve fuertemente influenciada por el entorno en el que se produce y por los individuos que la producen. No todos hacen uso de recursos lingüísticos idénticos al momento de abordar un tópico similar; la oralidad al ser multiforme, amplía las posibilidades de los hablantes para comunicar inquietudes o entregar información ante una audiencia. Pero a su vez, complejiza y multiplica los factores que deben formar parte de la comunicación oral como tal. Como, por ejemplo, el tipo de lenguaje (formal, semiformal, informal), el contenido a exponer, si la esfera discursiva en la que se va a exponer permite abarcar vocabulario técnico, entre otras cosas. Desde una perspectiva académica el desarrollo de la habilidad comunicativa depende exclusivamente del área de lenguaje, es por esto que, como docentes, afirmamos que el uso de ejemplos que muestran variedades de discursos, es esencial al momento de acercar a los y las estudiantes a las situaciones en las que se utilizará cada uno de los ejemplos.
Nuestro deber como docentes del área de lenguaje y comunicación es exponer a los y las estudiantes los distintos tipos de relatos y narraciones, gracias a esto y en pro de que los y las educandos conozcan textos literarios y no literarios; se potenciará su capacidad escrita y oral en base a conocimientos y habilidades que desarrollen en el camino de su aprendizaje. Debido a que, el estar en contacto con textos que utilizan el lenguaje para diferentes objetivos, permite que el estudiantado desarrolle distintas habilidades para su correcta comprensión, tales como; interpretar, analizar, inferir, entre otras. Al estar en contacto con dichos escritos se genera un aumento en el conocimiento del vocabulario y se enriquece el léxico de las personas, permitiendo que este sea usado en un ambiente académico y, al mismo tiempo, dentro de su cotidianidad.
Dependiendo del lugar en el cual se encuentre, la persona en cuestión hace uso del código elaborado o el código restringido (Vicent, p. 20.). Estos códigos son establecidos dependiendo del uso del lenguaje ocupado en el discurso, es decir, el código restringido es usado en un ambiente conocido por los participantes de la conversación, en donde los otros hablantes comprenden la información implícita de lo manifestado. Y, por otro lado, el código elaborado se dirige a una audiencia desconocida, en donde su contenido debe ser expuesto de cierta forma que posibilite que el mensaje del discurso sea entendido por todos/as los/las oyentes. En situaciones públicas.
El hablante (emisor), se expone/enfrenta a una audiencia (receptor) que no pertenece a su misma esfera privada discursiva. Es por esto, que no sólo debe usar un código sofisticado y formal, sino que debe evitar hablar con lenguaje connotativo. Cualquier posibilidad de sobre interpretación se convierte en ruido/obstáculo de la comunicación. Del mismo modo, debe existir un grado de autorregulación en el discurso, el emisor debe adecuarse a los factores que puedan impedir la comunicación y no el público adecuarse al hablante.
La enseñanza a menudo no toma en cuenta partes esenciales de la construcción de discursos, que se basan en habilidades aprendidas por el hablante. En muchos de los casos, dicho hablante tendrá que hacer uso de las habilidades lingüísticas y comunicativas desarrolladas durante la actividad escolar, como la retórica y la gramática. Su capacidad de construir un discurso, se encuentra mediada por lo aprendido y por sus vivencias. Los docentes y nosotros los futuros educadores deberemos incentivar el uso de la oralidad en usos públicos y privados ya que, como señala Cassany en Tras las líneas (2006), basta con unas pocas palabras bien elaboradas/seleccionadas para que el receptor comprenda lo que se le está comunicando. Los docentes, son la base del proceso educativo, pues a través de su enseñanza modifican el ciclo del desarrollo vital de las personas; la figura docente es aquel que sabe, enseña y sigue aprendiendo para el/ella y por los demás. La oralidad de las palabras establece y produce realidades, es por esto que quien esté encargado de enseñar debe capacitarse de forma continua y, por sobre todo, querer enseñar.
Por Clarisa Flores, Lauryn Ruz, Victoria Zúñiga
Lectura en voz alta, ¿o lectura para los demás?
En el capítulo 4 del trabajo escrito “La lengua oral en la escuela: 10 experiencias didácticas” de Palou et al. (2005) indica que a la escuela se iba a aprender a leer y a escribir, y la manera de demostrar que se sabe leer es hacerlo en voz alta. Sin embargo, cuando se lee en voz alta fuera de la escuela es para que un otro nos escuche con una finalidad: como leer a un niño pequeño para que se duerma. En base a esto, propone llegar a un nuevo acuerdo sobre la lectura en voz alta en la escuela: potenciar la idea del lector como mediador entre el texto y quien nos escucha, y es por esto que, la lectura en voz alta debería denominarse “lectura para los otros” (p. 57).
Para Palou et al. (2005) no es muy distinto un músico que toca para una audiencia de un lector experto que lee en voz alta: ambos deben cautivar a la audiencia; y, cuando se lee, se usan elementos prosódicos, paralingüísticos y extralingüísticos. Entre estos, se encuentran respectivamente, la entonación, el ritmo y la gesticulación. Además, es importante conocer cuáles son los intereses de la audiencia y los conocimientos que puedan tener en relación con el texto (p. 58).
Leer para los demás, además de lo anterior, debe reunir tres características fundamentales como indica el autor. En primer lugar, debe ser inteligible, es decir, se debe articular bien y encontrar una intensidad adecuada. En segundo lugar, debe tener una buena expresividad, de modo que evite ser monótona y permita enfatizar lo importante de la lectura. Y, en tercer lugar, debe ser una lectura inteligente, es decir, hay que acompañar y en ocasiones ayudar al oyente en los momentos de inflexión del texto. ¡Es muy similar a como un actor debe interpretar un guion en una obra de teatro!
Leer para los otros conlleva muchas ventajas, como acercarse a otras culturas por medio de cuentos y narraciones populares, pero también es importante recordar que cuando alguien lee para otro siempre pone en peligro su propia imagen, como advierte Palou et al. (2005, p. 58), en que los nervios o la inseguridad pueden poner a los estudiantes en una situación difícil, y es por esto que los maestros deben amortiguar estos peligros, sobre todo generando un clima de confianza en el aula.
Para llevar la teoría al aula, el autor propone una experiencia didáctica llamada “La hora del cuento”. La actividad consiste en que alumnos de enseñanza media ensayen en parejas la lectura en voz alta de un cuento, la cual una vez terminadas sus prácticas realizarán ante niños de cuatro o cinco años, dependiendo de lo que le corresponda a cada grupo. El período de preparación se dividirá en dos clases, en las cuales en la primera cada pareja ensayará por separado, con una profesora como supervisora, y la segunda será en conjunto, de manera que los estudiantes puedan darse consejo entre ellos para mejorar su lectura.
Esta experiencia didáctica demuestra ser bastante efectiva y resulta sumamente interesante, en primer lugar porque hay un factor de motivación muy importante que es el que los estudiantes debían leer ante los más pequeños, lo que hace que se entusiasmen a realizar una actividad ordenada y entretenida, comprensible y didáctica, motivo por el cual se prepararán lo suficiente para hacer una buena lectura.
El sistema, al ser tan similar a una tutoría a pares, resultaría muchísimo más motivante, como fue mencionado anteriormente, ya que las tutorías entre pares ayudan principalmente al autoestima académico del estudiantado, es decir, el compartir saberes, entre pares, suele ser mucho más afrontable que el ser evaluado por alguien con mayor autoridad.
Además de ello, no sólo destacamos la experiencia didáctica, sino que apreciamos la perspectiva misma de la propuesta de los autores, es decir, la de que la lectura en voz alta es compartida, recíproca, para otros. No es sólo el ejercicio de leer con una buena modulación y entonación, sino que es la práctica de hacerlo para que los otros entiendan y comprendan el texto adecuadamente. Es una experiencia en conjunto, en la que el enfoque no es únicamente el que lee en voz alta, sino también la audiencia.
Generalmente, como menciona el mismo texto, y en base a nuestra propia experiencia en el aula, la lectura en voz alta se suele concebir como una actividad un tanto aburrida y con poca significación, más que ser evaluada como ‘una buena o mala lectura’, lo que conlleva a la posibilidad de ser vergonzosa, haciendo que los estudiantes nunca se sientan con las ganas de realizarla. Es por eso que consideramos muy importante destacar la visión de estos autores, dado que nos permite a todos entender la lectura en voz alta como una actividad enriquecedora para todos, y no sólo como un método más de evaluación.
Por Belén Cabello, Antonella Coloma, Catalina Espíndola, Daniel Meza, Francesca Velásquez
Cómo implementar la modalización (y no fallar en el intento)
A lo largo del ciclo educativo, los y las docentes pueden establecer diversas maneras de implementar la modalización en la escuela, pero no siempre logran el objetivo establecido y esto puede provocar distintas fallas en dicha área de la comunicación.
El capítulo titulado La modalización, parte del texto “Ejemplos de secuencias didácticas sobre la enseñanza y el aprendizaje del discurso oral a niveles académicos superiores” nos presenta la implementación de modalización en 4 simples actividades, que permiten a las y los estudiantes reconocer la intención y actitud del emisor respecto al receptor y sus enunciados, analizando diversas voces presentes dentro de los discursos, y logrando que sean capaces de emplearlos al momento de ser ellos los emisores.
En primer lugar, se encuentra la actividad que corresponde a un análisis del discurso en donde se presenta una grabación en video, de forma que los y las estudiantes perciban hasta qué punto en estos temas de drogas de diseño, se entremezclan los pensamientos subjetivos y objetivos, aprendiendo a diferenciar entre opiniones y valoraciones. Por ello, esta actividad es sumamente importante dado que, en el contexto de la digitalización de la mayoría de los textos, y la rapidez de las redes sociales, para los y las jóvenes es mucho más sencillo establecer un tipo de texto oral, en un vídeo que un texto escrito, es decir, en base a estos productos más cercanos a ellos y ellas, podrán identificar de mejor manera las opiniones de la información objetiva por sobre los textos escritos.
Siguiendo con estos parámetros es que se plantea entonces otra actividad, la cual consiste en transcribir un discurso e identificar tres clasificaciones: discurso personalizado, discurso impersonal y discurso con emisor colectivo. En esta instancia es crucial la mediación docente tanto si el docente entrega el discurso a transcribir como si los estudiantes los eligen, así mismo, es igual de importante mediar en la transcripción para que estos textos sean lo más fiables y apegados al discurso original para de esta forma lograr de manera fructífera la identificación de los tipos de discursos.
Por último, para establecer un análisis respecto a los recursos axiológicos de la comunicación, se plantea otra propuesta, la cual corresponde al intercambio de información entre locutores para conseguir información nueva, por lo que el o la docente deberá establecer distintos procedimientos que dispone la lengua y el lenguaje oral para expresar los distintos tipos de opinión. De esta forma, la secuencia basada en esta actividad es bastante provechosa, dado que al realizarse en parejas, el aprendizaje es mucho mayor y lograrán separar y aprender en torno a la información objetiva y subjetiva, debido a que un estudiante deberá exponer sobre un tema (propiciando el discurso oral) de manera objetiva, y su compañero deberá utilizar procedimientos para integrar los juicios y valores en la exposición, demostrando al resto de la clase esta modalización de los procesos en torno a la sobrecarga que sufren cuando presentan estas mezclas de informaciones.
En conclusión, creemos que este tipo de textos es fundamental que sea conocido, difundido y aplicado por los y las docentes, pues permite la implementación de la modalidad entre estudiantes de manera sencilla, con actividades que faciliten la reflexión y evitando la sobrecarga de información a la hora de ser ellos quienes deban elaborar un texto, reforzando de esta manera la capacidad de diferenciación y utilización de elementos objetivos y subjetivos dentro de un discurso propio.
Por Vania Castillo, Valentina Merino, Nicolás Sánchez, Karina Silva
Enfoque multimodal en el aula: La importancia de la oralidad
En el texto “Multimodalidad y lengua oral Enseñando las fronteras del lenguaje” de Lluís Payrató (2016) se aborda el concepto de “multimodalidad” y su intervención dentro de las múltiples formas de comunicación. Para ello establece que la multimodalidad es una expresión evolucionada de la comunicación no verbal, porque cuando hablamos de comunicación multimodal, nos referimos a las múltiples formas de mirar la comunicación, poniendo énfasis en todos los recursos disponibles que aportan a la construcción y transmisión de significados en una interacción comunicativa. Asimismo, define sus “cuatro factores básicos: lenguaje hablado, lenguaje escrito, paralingüística vocal y paralingüística no vocal.” Respecto al lenguaje hablado, influyen una serie de elementos como la variación dialectal, la variación funcional, el tipo de texto y el tipo de discurso, mientras que en el ámbito no verbal predominan los aspectos lingüísticos, vocales no verbales como la entonación y acentos.
Dentro de un universo discursivo hay una combinación de los distintos modos del lenguaje (oralidad, escritura, imagen, gestos), ya que no solo comunicamos con la palabra, también lo hacemos a partir de la imagen, del cuerpo, por medio de gestos, expresiones faciales o postura corporal, es decir interactúan diferentes modos para comunicar una idea.
El objetivo de una interacción entre interlocutores es que la comunicación sea exitosa. Esto es, que los individuos que interactúan de manera recíproca, logren otorgar un significado al mensaje que sea lo más semejante posible a la intención del hablante. No obstante, para lograr este “éxito comunicativo” se deben considerar múltiples factores. Entre los cuales destacan el factor cognitivo por su carácter diverso y la multimodalidad por los distintos recursos que colaboran en la comunicación. En efecto, el dominio de la lengua y el habla no garantizan que manejemos eficazmente las habilidades comunicativas, sino que hay otros aspectos como la multimodalidad que también influyen en la comunicación.
En este sentido, el docente tiene un rol fundamental a la hora de proporcionar herramientas que faciliten y mejoren las habilidades comunicativas de los alumnos, adaptándose a los distintos contextos. Es por esto que resulta esencial entrenar a los estudiantes con actividades que tengan que ver con la comprensión oral, cómo analizar un discurso público, un debate o simplemente registrar conceptos importantes de lo que escucharon a través de videos. La amplia diversidad de recursos (imágenes, videos, juegos, esquemas, infografías) coincide con las diversas necesidades de aprendizaje de cada estudiante y cada uno de estos recursos sirve como herramienta para generar nuevos significados.
Para esto, Payrató (2016) propone como ejercicio para realizar mejoras a nivel multimodal utilizar la grabación y posteriormente, redefinir nuestros objetivos de aprendizaje para realizar actividades reflexivas donde se establezca un análisis crítico con el cual los estudiantes puedan identificar qué elementos se pueden perfeccionar.
Por último, cabe mencionar, que creemos que es importante la lectura de este texto, ya que reivindica el valor de los factores multimodales en la comunicación, por lo que, la integración de estos por parte de los docentes otorgará a los estudiantes nuevas habilidades necesarias para establecer relaciones comunicativas con mayor eficacia. Todo esto, con la finalidad educativa de guiar estudiantes que serán ciudadanos activos, críticos y responsables frente a los distintos discursos que se les presenten, de modo que alcancen, por una parte, atribuir un significado a lo que se les comunica, y por otra parte, explicar y aumentar la claridad de sus propios mensajes, obteniendo así aprendizajes significativos para conseguir una comunicación integral.
Por Estefanía Abarca, Victoria De la Vega, Javier Pedraza
El camino didáctico hacia la construcción de la oralidad
El uso de la oralidad en la escuela es una destreza que, bien entrenada, puede implicar resultados significativos y beneficiosos en la formación de sujetos/as que estarán inmersos/as en una sociedad que se basa en la interacción interpersonal, principalmente hablada. Frente a esto, una buena manera de enseñar y aprender sobre la destreza de la oralidad es la práctica de exposiciones orales, las que presentan múltiples beneficios para los y las estudiantes, los cuales se retomarán más adelante. Ahora, en primera instancia, es pertinente aclarar qué es la oralidad. Este es un concepto complejo, es un producto multimodal que implica, necesariamente, no sólo hablar, sino también escuchar, además del uso simultáneo de otros lenguajes no lingüísticos. Es, en efecto, una destreza de la lengua y una forma de desarrollo a nivel sociocultural. El texto “La exposición oral” C. Ballesteros, J.M. Castellá, A. Cros, M.Grau, J. Palou, (2005) nos manifiesta la importancia de entrenar y enseñar los pasos y procesos necesarios implicados en la exposición oral en un contexto educativo.
Dicho texto nos presenta una propuesta interesante con respecto a los procesos educativos y didácticos al momento de enseñar la exposición oral, siendo de esta manera una guía para docentes de lenguaje. Expone que el aprendizaje de esta destreza es paulatino y no será aprendido de una sola vez o en un solo curso, lo cual es un punto imprescindible a la hora de enseñar oralidad u otra disciplina: esta debe entrenarse mediante la práctica, el refuerzo teórico y retroalimentación constante por parte del docente. Lo anterior, debe estar presente a lo largo de toda la vida escolar, para dar cuenta de un proceso progresivo y significativo.
Sumado a esto y como hemos aprendido a lo largo del curso de “Didáctica y evaluación de la expresión oral”, creemos que la enseñanza de la oralidad es un conocimiento que traspasa el espacio del aula, puesto que comprende una habilidad a nivel social. El aprendizaje de esta, a nivel metacognitivo, favorecerá a las y los estudiantes, no solo en el colegio, sino también a lo largo de sus vidas, como una forma de desarrollarse libremente en sociedad, siendo capaces de expresarse de manera clara, ya sea en un ambiente laboral o con sus pares. Así, el texto refiere una serie de pasos o fases que componen una buena preparación de un discurso oral, tal como la invención de ideas, la disposición de estas, las formas de elocución, la memoria y la actuación.
Ahora bien, creemos que, si bien estos conocimientos nuevos implican la enseñanza de cómo preparar un discurso o exposición oral, no se remiten solo a eso. Son fundamentales a la hora de enfrentarse a situaciones comunicativas que lo ameriten, ya sea en lo académico o lo laboral, pero también, dota de múltiples destrezas que los y las estudiantes podrán utilizar en otras dimensiones de su vida, tales como poder buscar y discriminar información; ordenar las ideas propias y reconocer formas de elocuencia para transmitirlas de forma clara y precisa; o incluso estrategias para captar la atención de un interlocutor, sea cual sea el contexto comunicativo.
Por lo tanto y a modo de cierre, el texto aporta una guía didáctica en cuanto a la enseñanza de la exposición oral, reforzando de esta manera cómo la figura del docente tiene una implicancia fundamental desarrollando los conocimientos desde una edad temprana. Con la lectura del texto, reforzamos la idea de la importancia de la oralidad como aprendizaje transversal, progresivo y constante. Invitamos a docentes y futuros docentes del área de lenguaje (o incluso, podría servir en otras asignaturas) a leer el texto y las orientaciones con respecto a la enseñanza y evaluación progresiva de la exposición oral, pues traerá grandes beneficios para el ejercicio pedagógico.
Por Sofía Carreño y Aranza Vásquez
La oralidad también es un texto que se planifica: ejemplo de una buena preparación para defender un punto de vista
En el ejercicio de la ciudadanía, es indispensable que los y las estudiantes sean capaces de poder defender un punto de vista, si la situación así lo requiere, con argumentos, de manera consistente y respetuosa. Con el auge de las redes sociales, las plataformas audiovisuales, la información instantánea o la nueva perspectiva que han tomado algunos programas de televisión como los matinales, los espacios de debate han aumentado considerablemente, aunque, bien sabemos, la calidad no sea la más óptima. Se vuelve importante entonces educar en la preparación de la defensa de un punto de vista, llegado el momento de encontrarse en situaciones (no pocas de ellas cotidianas) donde sea necesario organizar -ya sea con tiempo o en el momento mismo- un texto oral para sostener y defender una postura, o también para saber dilucidar el nivel de preparación con el que cuentan los distintos participantes de algún debate.
La propuesta de secuencia didáctica La defensa de un punto de vista elaborada por Ana Cros Alavedra y Montserrat Vilá i Santasusana intenta ofrecernos un camino bien estructurado, claro y eficaz, para elaborar una defensa argumentativa en uno de los contextos donde el o la estudiante podría requerir de este conocimiento: en alguna situación formal con un público más o menos numeroso.
Para los objetivos que se ha propuesto la secuencia didáctica, consideramos que cada fase posee actividades pertinentes para lograr los propósitos definidos. Para el objetivo uno, por ejemplo, que se propone saber analizar el contexto en el que se produce la argumentación y saber seleccionar los argumentos más adecuados a la situación e intención comunicativa, la secuencia dispone de una actividad que consiste en seleccionar un tema de discusión, idear un caso donde se puedan contraponer dos posturas y responder una serie de preguntas que ayudan a ubicarse en la situación comunicativa.
Creemos que las preguntas que ofrece la secuencia son del todo pertinentes para tener una buena noción de la situación comunicativa. Preguntas como “¿En qué ámbito social se produce el discurso: más o menos formal?”, “¿A quién quiero convencer: a mi interlocutor, al público que está escuchando mi intervención?” o también “¿Qué objeciones puede poner el destinatario a mi opinión?” van en la línea de entender la oralidad (y sobre todo en este ámbito) como una modalidad situada, que no solo depende de las intenciones que tiene el hablante a la hora de comunicar algo, sino también del contexto y la intención de los interlocutores. En definitiva, una serie de factores que atraviesan la comunicación oral y, más aún, a la hora de defender un punto de vista frente a otro.
Otra actividad clave para esta secuencia didáctica es la que corresponde al segundo objetivo, el de saber estructurar el discurso de manera clara y ordenada y saber prever las objeciones del destinatario. La actividad consiste en ordenar los argumentos que se poseen, según su importancia, descartando los repetitivos y demasiado generales. Cada argumento debe ir acompañado de su justificación y de una contraargumentación que debe ser inmediatamente refutada. Los argumentos, además, deben en lo posible ser acompañados del tipo al que pertenecen (de autoridad, de causa-consecuencia, etc.), lo que añade un conocimiento “metaargumentativo”.
Decimos que es una actividad clave dentro de la secuencia didáctica y también al interior del segundo objetivo que se propone la secuencia pues, como se observa, le da un orden al discurso que dota de consistencia, fluidez y coherencia a la oralidad en pos de la defensa de un punto de vista. Se suele sostener que la modalidad oral es menos planificada que la modalidad escrita y que, por lo tanto, también es más desordenada y anárquica. Esta actividad y secuencia demuestra que, más que una sea menos ordenada que otra, lo que hace que tanto la modalidad oral como escrita sean ordenadas, es el contexto. Hoy en día, sin ir más lejos, plataformas como Twitter o Facebook han demostrado que lo escrito no necesariamente está más y mejor planificado que la oralidad.
Por último, la incorporación de la posición contraria y sus argumentos al propio punto de vista como objetivo de la secuencia didáctica dota de una fortaleza importante a la posición que se defiende. Es un tanto difícil, lo sabemos, pero la secuencia didáctica propone un criterio eficaz para incorporar las contraargumentaciones. El criterio es el siguiente: si luego de rebatir el argumento contrario que se incorpora la posición sale fortalecida, es correcta. Creemos que al momento de planificar la defensa de un punto de vista es de mayor importancia incluir las contraargumentaciones, para así anticiparse y no toparse con “sorpresas”.
La secuencia didáctica nos parece, en definitiva, pertinente y eficaz para los objetivos que se propone. No solo es posible extraer conocimiento metacognitivo que le servirá a los estudiantes para otras situaciones comunicativas; también es posible reflexionar, a partir de esta secuencia, sobre algunas características de la oralidad, fundamentales para la vida social.
Por Claudia Cortés, Marcelo Ortiz, Daniela Poblete
¡Muchas gracias por leer!
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